-----
Apenas hace una semana que empezó este viaje y ya siento que voy de la mano con la vida.
Hemos llegado a un acuerdo, ella ya no me arrastra a su antojo por los caminos que no me interesan, ahora me deja tomar decisiones y, a cambio, yo le ofrezco lo mejor de mí.
Parece que ambos estamos contentos así.
Aún no sé si el sol tiene algo de culpa. Lo miro de reojo, con vergüenza, cada día mientras camino por las calles de Ulhasnagar. Él en cambio, acomodado en el inmensidad de un cielo despejado, me observa como un Dios todopoderoso.
A ratos creo que me riñe.
Así que he empezado a dudar, lo cual es una parte del encanto de viajar.